Exhibición de arte visual
Flora Alvarado y Abril Baby Caríssimo, ed. Ana Vivaldi
Hijos/Semilla: Exhibición de Artes Visuales Marronas
Curaduría por Flora Alvarado, América Canela y Abril Caríssimo
La semilla es lo que guarda la vida latente, las semillas son los cuerpos que forman parte del fruto y que darán origen a una nueva planta. Aguarda a crecer hasta que se encuentra en las condiciones favorables para desarrollarse y crear la estructura mediante la cual realizar nuevas formas de propagación y así continuar con su supervivencia. Los hijos, las hijas y les hijes de las personas indígenas existen hoy. El intento de borramiento de nuestros registros, de nuestra historia, ha tenido como resultado que se haya vuelto más complejo el proceso de reconocimiento identitario. En Argentina, las personas racializadas hemos sido tanto invisibilizadas como reducidas a arquetipos por gran parte de la cultura e historia. Los rostros y la piel racializadas generan diferencias en el trato y experiencia. Al mismo tiempo, el proceso de reconocimiento identitario cómo parte de una nación indígena es una posibilidad pero no tendría que ser una imposición.
Lejos de recurrir a la solemnidad, el conjunto de obras seleccionadas busca mostrar esas realidades marrones contemporáneas. Realidades en las que los accesos a derechos básicos como la educación, cultura y vivienda digna, se ven vulnerados. Es ahí donde el trabajo de las familias tiene peso. Somos las hijas, hijos e hijes de los campesinos y migrantes, de la clase trabajadora y los cabecitas negras a los que la historia les quitó su individualidad. Y venimos de a cientos, miles y millones. Nosotres no somos el comienzo, somos la descendencia de personas racializadas que han luchado por hacerse un lugar en el mundo del arte, de las academias, de la justicia, de la política.
El arte es también una posible manera de explorar y revalorizar nuestras realidades más allá de reconstruir una genealogía indígena o campesina o migrante. El arte de creadores racializades toma muchas formas, temáticas y estéticas. En esta exhibición hay dos ejes en común en la elección de las obras de esta muestra virtual: autorreconocimiento y fantasía.
Para cualquier creador, es central la indagación acerca de la identidad y la intimidad. Como artistas racializades, el arte nos brinda la oportunidad de protagonizar nuestro proceso artístico y producciones. Es aquí donde aparece nuestra cotidianidad, nuestras familias, nuestros barrios, nuestros afectos, nuestras estéticas. Parte de las obras son protagonizadas por corporalidades marrones en sus distintas perspectivas y formas: visibilizan las múltiples posibilidades de existencia y desafían los arquetipos en los que otros nos sitúan. El arte es aquí un posible disparador de resignificaciones, acción y auto-reconocimiento.
El otro eje que une a las obras es la posibilidad de imaginar mundos distintos, ¿qué sucede cuando podemos sacarnos un rato el peso de la solemnidad? Les artistas racializades, tanto dentro de la institución como fuera, nos encontramos con la presión de estos arquetipos, con la internalización de la herencia de lucha de nuestros padres y con la presión de representar algo más grande que solo a nosotres mismos. Esto es algo con lo que la persona racializada va a convivir en muchos espacios, tanto en el ámbito artístico como fuera. Pero el arte acá no solo es disparador: es una vía de escape a estas presiones, una exploración de formatos, procesos, y técnicas; es habitar el proceso, el riesgo de tocar límites, es dejar de pensarse en relación a la mirada externa. Es poder habitar la fantasía por un rato. La fantasía, la creación de nuevos mundos, es entonces una manera en la que entender también estas obras: el arte es aquí una vía de escape, un hackeo a la realidad.
Al contrario de las instituciones que incluyen a paso lento y a regañadientes los formatos virtuales, la virtualidad es una de las herramientas actuales que funciona como el mejor formato de circulación de las imágenes. Desde el sur global llamamos a los marrones, indígenas, cobrizos, canela, color tierra, nacidos de este continente a hermanarse con su origen, a revalorizar sus raíces y nuestras culturas. Nuestra propuesta es antirracista, y sabiendo que hay muchas más, tenemos presente que podemos equivocarnos y que los castigos son pesados, pero también que la intención de nuestra militancia es para que muchos artistas puedan habitar los espacios que históricamente nos han sido negados.
Queremos usar todas las herramientas posibles, queremos ocupar todos los espacios, queremos ver marrones en todos lados. Como el yuyo, crecemos a pesar de todo y en todos lados.