Sección 1 Autorreconocimiento

Flora Alvarado y Abril Carissimo. ed. Ana Vivaldi

¿Qué hacemos cuando no nos podemos ver?
¿Qué hacemos cuando no nos vemos reflejados? ¿Quiénes son nuestros espejos? 

Crecer y formarnos en la institución del arte que nos niega o dificulta el acceso, significa que hacer de nuestras identidades protagonistas requiere un proceso. El desarrollo de las generaciones racializadas, tanto indígenas como descendientes de indígenas y marrones, es fruto del sacrificio de las generaciones anteriores. De jornadas laborales interminables, a cambio de bajos salarios, dejando de lado el descanso y limitando el disfrute. 

A pesar de que trabajar desde el arte significa dialogar con dinámicas, lenguajes e imágenes instrumentalizadas y desarrolladas desde una perspectiva blanca o europea, el arte latinoamericano racializado ha desarrollado sus propias herramientas de autorreconocimiento. Este autorreconocimiento es un proceso por el cual gran parte de artistas marrones pasan y muchas veces significa atravesar la negación o hasta la vergüenza. Es un proceso que conlleva reconocerse en el otro, en el cotidiano, en la familia, en el propio territorio, y muchas veces en lo que el ojo ajeno considera una contradicción al estereotipo racista impuesto. La temática que reúne a estas obras es la potencialidad que tiene la exploración de la propia identidad. 

Ser marrón es también reconocerse en el vacío, en la ausencia histórico-cultural con las que se nos ha representado. Este es el poder que nos da protagonizar nuestras propias creaciones: vernos donde siempre se nos negó.
 

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